Los planetas
El lenguaje no
es suficiente en Los planetas. [1] Dejó de ser la
herramienta capaz de articular las notas musicales que componen los cantos que
el autor dedica a sus amigos (compañeros de viaje de una nave psicótica) con
los que ha danzado en distintas dimensiones.
Por
eso utiliza otro lenguaje. Aquel que enlaza a todas las cosas y a todos los
seres vivos atravesando la materia y el espíritu. Lenguaje que utiliza la
física cuántica para poder estar y ser en todos los planos físicos que traspasa.
Así
como la naturaleza se corresponde con el universo (las neuronas son redes
galácticas, el nacimiento de una célula ocurre en el espacio creando
supernovas), los personajes se corresponden con el universo lirico del poeta. Devienen
en bytes, electricidad, genes, flora, signos y símbolos que conforman los
planetas soñados por el autor. Digo autor para no decir Yaxkin, porque él
sobrepasa ese otro lenguaje, a él sí le basta expresarse con lo que sus ojos
reflejan. Ellos transparentan pequeños sentimientos/insectos que viajan con una
nueva velocidad hacia todo lo que observan. No es la velocidad luz que radica
en sus textos, sino la parsimonia de una hoja que cae lentamente por todos los
jardines de su corazón.
Los
planetas es la conformación de
una poética que teje futuro y pasado, no por eso es futurística ni novedosa, al
contrario, hurga en nuestra memoria genética, en aquello que nuestros ancestros
ya sabían e inaugura una nueva manera de concebir el universo.
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