María Antonieta

Todas tus amadas son Mariantonietas
blancas como los cirios de la iglesia
tiernitas como recién nacidas
con las piernas enfermas de polio
y los labios rosados
y finas y lánguidas algas marinas simulando a las bailarinas de ballet
y esos ojitos miel conmovedores que parecen que

saben cocinar y fumar.

María Antonieta se pasea en su carruaje
bajas de él guantes para ocultar la belleza de tus manos que
ensombrecen la belleza de María la francesa, la divina.

María Antonieta sabe hacer el amor como se lo enseñaron en la corte del Rey
con sus pechos de ángel
con su lengua endiablada.

Lo curioso
      es
que escogiste a la morena sin modales
a la que no puede ver a los ojos a María Antonieta
porque ni por asomo de vergüenza logra pisar el mismo suelo que ella toca
porque las moscas saben diferenciar entre la miel y el pelo de la reina
porque a pesar de que su cabeza rueda por las sabanas
a pesar de que sus gotitas de sangre son más brillantes que la mía
escogiste lo contrario de esas dulces maneras de decir las cosas.


Comentarios

  1. Texto malcriado con exceso de polisíndeton, disculpe usted la regresión a la secundaria.

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