La molécula de pan


No me interesa la voracidad de las olas
ni el corazón afligido de mi madre
o el hambre del mendigo.

Hace tiempo que me dejaron de importar
las enormidades que enmarcan los días.

Tampoco soy tan inteligente
para interesarme en la fotosíntesis
de las plantas de las que me alimento.

Hay días, como hoy, que lo único que vale
es la molécula de pan
que me llevo a la boca. 


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