La idea de este performance surgió después de la marcha del 8 de marzo donde miles de mujeres en varias partes del mundo conmemoraron el día de la mujer trabajadora. Acompañada de miles de mujeres cuestioné mi postura privilegiada de vivir en una ciudad que al menos está intentando legislar con perspectiva de género. Sin embargo, en áreas de la periferia de esta misma ciudad el feminismo es inexistente. Lo mismo ocurre en las provincias mexicanas. Ejemplo de ello sucedió en Nuevo León donde su congreso aprobó penalizar el aborto con una reforma a la ley. Esto es una transgresión a los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres o personas que pueden gestar. En ese momento me di cuenta lo cómodo que es marchar y exigir en un contexto hasta cierto punto “protegido”. Pero allá afuera, miles de mujeres están solas. Allá afuera ellos están ganando.
Esto tuvo lugar en Monterrey, Nuevo León el domingo 17 de marzo de 2019.
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